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Mostrando entradas de agosto, 2010

Lenguaje

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Después de esa madrugada de pétalos danzantes, también llovió.Como en ésta.Al fragor de la copa de vinos que nos terminamos sobre los cuerpos y la complicidad de lo prohibido vivido a plenitud. Hubo dos cuerpos, pero una entrega absoluta, uniforme. Una sincronía en la que no medió tiempo de conocimiento, ni grado de afinidad predeterminado: esa afinidad tuvo definición en la misma delicia que planteó lo intersubjetivo. La lluvia se acostó conmigo en esas primeras horas, cuando la embriaguez de nuestro festín particular me impidió invertirle horas al sueño. Tenía que escribirte, escribirnos,;como si de eso dependiera el ciclo de los mares, el movimiento de rotación y la necesaria inclinación del eje terrestre, para que la luz no nos derritiese y el hielo no penetrase los calzones. Había la necesidad de dejar constancia por escrito del último segundo juntos. Decirle al mortal que me sucedería esa noche, o 12500 noches después, que estuve contigo, estuviste conmigo,estuvimos. Porque a fin

Conjugación

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Tuve tu latido respirándome. Tus jadeos soplando vida. Tus manos rimando con mis caderas. Tus letras prolongando el cuerpo distante. La pérdida. El adiós de tu espíritu Tengo la maña de deshojarme con los días. De apilar momentos de abducción. De sustrarerme en esta ecuación que extraña una variable. La rebelión contra el escaso tiempo que fue; lo largo del que será... Tendré... ¿Sin tí, tendré? *A la luna, que como yo, se está encogiendo desde adentro

Condicional

¿Si estuvieses a la orilla de este riel de metro, en esta tarde apretada de Caracas, transpirando el olor de la lluvia impregnada con el sudor de hora pico que se derrama como los miles de pasajeros en la estación, así también pensarías en mí? ¿Si cada resplandor del amanecer te apagara las luces en fracciones de segundo, mientras un recuerdo irrenunciable te arrebata hasta el valle de sombra de muerte tan temido y pudieras organizar la triste por tamaño, colores y sabores, quisieras olvidarme? ¿Si sonrieras una que otra vez de forma auténtica, desatorando la carcajada que prefieres contener, pero que como buen reflejo, puede más que la acción racionalizada que se niega a manifestar alegrías, te sentirías culpable? ¿Si el cuerpo te pidiera un estímulo, sus hormonas anhelasen el bautizo de unos brazos y la boca se repartiera en los tajos de la inactividad, te sentirías infiel por ese repique del deseo? ¿Si cada canción acercara mis pasos y en ellas las mariposas de lo perdido revolotote