Y ahora ¿Soy mala?


Si eres fanático de Olga Tañón y por desgraciada coincidencia te topaste con este título, no creas que voy a hablarte sobre ella. Más que una disertación sobre los títulos fáciles del merengue, esto va por otro lado. Va por esos momentos de opresión traqueal. Cuando sientes que hay un nudo aguarapado, que tienes un soplito por el pecho o en cualquier lado del cuerpecito soltando aire e increpándote. Cuando aparentemente todo marcha en el carril, cuando te reencontraste nuevamente con tu orgullo femenino, pero sientes que ni toda la honra inhalada te llena. Cuando hay un vacío del tamaño de la circunferencia del planeta que no entiendes y no sabes exactamente dónde está. Cuando notas que te espichaste sin darte cuenta.


Pasa que la vida y las circunstancias te ¿obligan? a tomar ciertas actitudes que una las llama, en tono de justificación "dignas". Y no sabes si la dignidad es un pretexto para los otros, o si la dignidad que pretendes es verdaderamente para tí; si te hace plena o es una marca de hidalguía ante la mirada escrutante del tercero. Cuando cierras la puerta, pasas la llave, anudas la cadena y caminas de espaldas, cuando marcas ese límite, cuando el letrero del STOP es ineludible -de lo brillante él- te viene la incertidumbre cegadora del ¿y ahora? ¿qué hace una mujer cuando ganó una batalla de dignidad en la guerra que está perdida?


Se pinta las uñas de rosa naranja. Incomoda a sus vecinos y acompañantes con bachatas maltrechas de Aventura. Interroga al PC. Revisa el player del reproductor Windows Media a ver quién puede definirla.¿ Dónde se le esconde la frase, el coro o el "bridge" que la hará entender por qué se siente una especie de demonio?. Tamborilea dedos, sopla uñas y se da cuenta de que "diablos" hay una que se dañó en la esquina. Busca el brillo, derrama una pincelada en la uña maltrecha y llora un poquito. Pero nadie le termina de explicar por qué se siente mala. Por qué se siente piche. Y cuando intenta relacionarlo, cuando entona recuerdos, los hilvana, los cose pues, las excusas dignas salen a flote. Entonces ya no es malo lo que hizo, no es errado lo que hizo, es definitivo y distanciador lo que hizo y está bien, cualquier sensata lo habría hecho. Aplauden con ella todas las que se han sentido igual y la admiran. Es una especie de heroína de la dignidad femenina y aún así tiene sus uñas rosa naranja, la mirada dispersa en un almanaque, el perrito regañado en la esquina. Y más frío del que traspasa la persiana corrida.


Parece develarse el misterio con Calamaro. "Algo Contigo" la ilumina. Sencillamente es otra de esas noches de disertación tú con tú en las que descubre que actuar como se debe no siempre, no nunca, es garantía de felicidad. Y que el soplito necesita un parche que ahora le toca descubrir dónde se encuentra, cómo se pone y qué tan efectivo puede ser para contener esa sensación de desvanecimiento. Deja de escaparte. Sea lo que seas, permanece aquí mientras me encuentro.


Comentarios

  1. Bueno, el asunto no es sólo cuando haces lo que "debes" hacer, sino también cuando el dilema es tal que te sientes paralizado y entonces no haces nada que entonces puede ser el "deber ser" (más bien es dejar que las cosas tomen su ritmo y así uno no tiene que elegir. El asunto está en siempre decidir uno y luego no arrepentirse. Esos huequitos que se sienten, ese nudo, posiblemente se deba a que al final no se hizo lo que se quería, al contrario... Pero el tiempo lo cura todo, por lo general.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Ofrenda

Reflejo

Sunset